OFTALMOLOGÍA INFANTIL (III)
LAGRIMEO, EPÍFORA
El lagrimeo infantil es uno de los motivos más frecuentes de consulta al pediatra y al oftalmólogo.
CAUSAS:
- Obstrucción de la vía natural de drenaje: epífora (causa no inflamatoria)
- Secreción lagrimal excesiva: por inflamación de conjuntiva o córnea, glaucoma congénito (causas inflamatorias)
- Glaucoma congénito (causa malformativa, no inflamatoria).
Una vez descartadas patologías como glaucoma congénito (lagrimeo, fotofobia, blefarospasmo, megalocórnea...), queratitis, conjuntivitis (bacteriana, vírica, alérgica) que puedan explicar el lagrimeo por hipersecreción, será necesario explorar la vía lagrimal para objetivar alteraciones a ese nivel e instaurar el tratamiento adecuado.
Obstrucción nasolagrimal congénita o dacriocistitis:
Clínicamente caracterizada por lagrimeo, secreciones, inflamación del saco lagrimal.
La localización más frecuente de la obstrucción congénita a nivel de la vía lagrimal es en el ducto nasolagrimal a nivel de la válvula de Hasner. Aparece con una frecuencia aproximada del 6% en recién nacidos a término y en un 11% de pretérminos.
El 90% de los casos de obstrucción lagrimal congénitas se solucionan espontáneamente durante los 6 primeros meses de vida. Los colirios antibióticos y el masaje sobre el saco lagrimal son beneficiosos. Si no se soluciona de esta forma se debe realizar un sondaje de la vía lagrimal, en ocasiones de forma repetida, de no solucionarse el problema se tendrá que recurrir a la cirugía. EL diagnóstico y el tratamiento precoz garantizan un muy buen pronóstico.
INFLAMACIONES PEDIATRICAS
Podemos encontrar inflamación en cada una de las estructuras oculares y anejos, que se manifestarán de diferentes maneras y que habrá que identificar correctamente para instaurar un tratamiento adecuado.
1. Blefaritis
Inflamación del borde palpebral que puede llevar asociadas alteraciones conjuntivales y/o corneales.
2. Conjuntivitis
Inflamación conjuntival que engloba procesos de diferente etiología, las más frecuentes en la edad pediátrica son: vírica, bacteriana y alérgica.
3. Queratitis
Inflamación corneal, que puede ir asociada a la conjuntivitis y/o blefaritis.
4. Celulitis
Inflamación de las estructuras periorbitarias. Existen dos variantes:
- Preseptal: estructuras situadas por delante de los tabiques orbitarios. Menos gravedad. Cura sin dejar secuelas una vez instaurado el tratamiento antibiótico oral adecuado.
- Orbitaria o retroseptal: afectación de las estructuras orbitarias, por detrás del tabique orbitario.
La celulitis orbitaria se puede producir por tres mecanismos: por infección que se extiende a la órbita desde estructuras vecinas, por inoculación directa por un traumatismo o por cirugía, y por diseminación hematógena. De éstas, la causa principal es la primera, más del 90% de las celulitis orbitarias en la infancia se producen por sinusitis etmoidal.
Es un proceso grave que requiere un rápido diagnóstico, ingreso urgente y administración de antibióticos intravenosos, junto con algunas exploraciones complementarias: la radiografía aportará resultados positivos en el 90% de los casos, el TAC es la prueba principal con cortes axiales y coronales, que aportan más información sobre las posibles complicaciones, fundamentalmente sobre la formación de orbitarios y cerebrales.
5. Dacrioadenitis:
Inflamación de la glándula lagrimal principal.
GLAUCOMA CONGÉNITO
Es el glaucoma pediátrico más prevalente y tiende a aparecer al nacimiento o en los primeros meses de vida. La tendencia es a ser bilateral en el 75% de los casos y más frecuente en el sexo masculino.
Se debe a alteraciones del desarrollo asociadas a malformaciones del trabéculo y estructuras vecinas (músculo ciliar e iris).
El diagnóstico se fundamenta en una tríada clásica: epífora, fotofobia y blefarospasmo.
Es muy característica la aparición de buftalmos (aumento del segmento anterior aún elástico debido a un aumento de la presión intraocular creando un aumento del diámetro corneal) en niños menores de 3 años.
Generalmente hay una mala respuesta al tratamiento médico, y éste se emplea previamente a la cirugía, para mejorar las condiciones prequirúrgicas del paciente o tras la cirugía, para mantener unas condiciones preestablecidas. En cuanto a técnica quirúrgica, las más empleadas son: goniotomía, trabeculotomía, trabeculectomía o el uso de dispositivos valvulares de drenaje.